Trabajos espirituales: 1.- Los 4 elementos según Eliphas Levi
El siguiente post esta escrito con el Capítulo 4 del Dogma Y Ritual De La Alta Magia (Segunda Parte El Ritual)… De Eliphas Levi
En rojo algunos comentarios mios o arreglos de sintaxis (por la traducción).
Las cuatro formas elementales separan y especifican, por una especie de primera expansión, a los espíritus creados que el movimiento universal desprende del fuego central. Por todas partes el espíritu trabaja y fecunda la materia para la vida; toda materia está animada; el pensamiento y el alma
están esparcidos por todas partes. –
Apoderándose del pensamiento que produce las diversas formas, se convierte uno en dueño de esas formas y se hace servir para nuestros usos.
La luz astral está saturada de almas que se desprenden de ella en la generación incesante de los seres.
Las almas por voluntades imperfectas que pueden ser dominadas y empleadas por voluntades más poderosas, entonces forman grandes cadenas invisibles y pueden ocasionar o determinar grandes conmociones elementales.
Los fenómenos comprobados en los procesos de magia y muy recientemente todavía por Eudes de Mirville, no proceden de otras causas.
Los espíritus elementales son como los niños, atormentarán con mayor furor a quienes se ocupan de ellos o a menos que se los domine por una elevada razón y con gran severidad. Son estos espíritus los que designamos con el nombre de elementos ocultos. (Elementales)
Estos son los que determinan con frecuencia para nosotros, los sueños inquietantes o extraños; los que producen los movimientos de la varita adivinatoria y los golpes que resuenan en las paredes y sobre los veladores giratorios; pero jamás pueden manifestar otro pensamiento que el nuestro y si nosotros no pensamos, ellos nos hablan con toda la incoherencia que se advierte en los sueños; reproducen indiferentemente el bien y el mal,
porque carecen de libre albedrío y por consiguiente de responsabilidad;
Es precisamente por ello que los espíritus elementales sirven al mago para actos positivos o negativos. Para trabajos de limpieza y para actos de maldad. Ellos no tienen la responsabilidad del acto asignado. Es más bien el mago, el operador, quien con conocimiento de causa o no, adquiere el Karma o Darma de aquello que ha creado con un trabajo espiritual.
En las leyes del Universo no existe el Desconocimiento del pecado como escusa para cometerlo. Simplemente posees el libre albedrío para hacer el bien o el mal pero también la responsabilidad de los actos que cometes.
se muestran a los extáticos y a los sonámbulos bajo formas incompletas y fugitivas; ellos fueron los que dieron origen a las tendencias y pesadillas de San Antonio y hoy muy probablemente a las visiones de Swedenborg;
no son condenados ni culpables, (los elementales) son curiosos e inocentes; se puede usar o abusar de ellos como de los animales o de los niños; así el mago que emplea su concurso asume sobre sí una responsabilidad terrible, por lo que deberá espiar todo el mal que les haya hecho causar y el tamaño de sus tormentas será proporcionado a la extensión del poder que haya ejercido por su intermedio.
Vuelve Eliphas Levi a advertir la terrible responsabilidad de aquel que hace actos de brujería, magia o se vale de los elementales para lograr sus objetivos (o los de algún cliente). Si los actos o trabajos que hace son para bien pues esto traerá evolución tanto para los elementales como para el mago que los utilizó en su propósito. Si los actos de magia o trabajos que hace son para mal, estos serán para la involución de quien los utilizó para tales fines.
Muchos piensan que el Karma es ganado por quien manda a hacer el trabajo espiritual y no para el brujo que ejecuta la acción. Ambos personajes quedan marcados por el mal uso que hace de las fuerzas elementales de la naturaleza, inocentes de sus actos y acciones.
Para dominar a los espíritus elementales y convertirse en rey de los elementos ocultos, es preciso haber sufrido primero las cuatro pruebas de las antiguas iniciaciones y como las iniciaciones no existen ya, haber sufrido por análogos actos, como exponerse sin temor en un incendio, atravesar un torrente sobre el tronco de un árbol o sobre una tabla; escalar una montaña a pie durante una tempestad tirarse a nado en una catarata o en un torbellino peligroso.
El hombre que tenga miedo al agua no reinará jamás sobre las Ondinas; el que tema el fuego, nada podrá mandar alas Salamandras; en tanto que tenga pavor al vértigo, necesitará dejar en paz a los Silfos y no irritar a los Gnomos, porque los espíritus inferiores no obedecen más que a un poder probado, demostrándose su dueño hasta en sus propios elementos.
Interpreto aquí, que más allá de quizá las grandes pruebas que nuestra vida citadina (en algunos casos limita) como lo advierte el mismo Eliphas Levi, se trata aquí de perder el temor ante la vida misma, envuelta siempre en los 4 elementos.
El agua no sólo es el agua que sale por el grifo, el fuego no es solo la llama que sale de la hornilla, el aire no solo es aquel que respiramos y la tierra no solo es aquella sobre la cual caminamos…. Va más allá…
El agua representa nuestra parte emocional, nuestros sentimientos y emociones… Si vamos por la vida temiendole a los sentimientos, si nuestros actos son desatados por la emoción del momento (no me refiero aquí a la pasión), si nuestros trabajos espirituales estan motivados por un ataque de sentimentalismo (depresiones, tristezas, sensación de abandono)… será muy dificil o quizá imposible dominar al elemento del agua para nuestros propósitos.
Por su parte el fuego representa la acción… La pasión… si nuestros actos estan motivados por lo que denominamos pasiones (bajas) el elemento fuego jugará con nosotros en lugar de ayudarnos… Lo más probable es que terminemos quemándonos en la llama de la pasión que nos motiva.
Si se trata del aire, pues son los pensamientos los que nos impulsan… son ellos los que nos pueden hacer caer de los picos más altos si estan manchados por el error y la sobervia.
La tierra… la tierra que nos sostiene no sólo es aquella en la que reposan los árboles que nos rodean (a veces) la tierra es la concresión de aquello que queremos…. Pero que pasa si lo que queremos no es aquello que realmente nos conviene? pues este elemento podría voltearse en contra de nosotros dándonos precisamente aquello que hemos deseado afectándonos en lugar de ayudarnos.
Es aquí donde comienza la lección más grande de todo acto de magia: El dominio de nuestros 4 elementos:
Pensamiento, acción, emoción y deseo deben estar bien equilibrados para poder dar buenos resultados.
Cuando se ha adquirido por la audacia y el ejercicio este poder indisputable, es necesario imponer a los elementos el verbo de su voluntad por consagraciones especiales del aire, del fuego, del agua y de la tierra, y este es el comienzo indispensable de todas las operaciones mágicas.
Es importantísimo esto que Eliphas Levi menciona en este párrafo: “Cuando se ha adquirido por audacia y ejercicio” este control de los 4 elementos….
esto nos induce a pensar que el control de nuestras emociones, acciones, pensamientos y deseos puede lograrse a través de “EL EJERCICIO” Es decir, creando el hábito en nosotros.
Ejercitando…. Posteriormente publicaré un post hablando sobre este tema…
Una excelente descripción sobre el dominio de los elementos, no cabe duda que el intrépido es el único que alcanza lo que quiere.