(Citas en la literatura cristiana primitiva)
Serapión (Ob. de Antioquía 190-211)
1. Nosotros, en efecto, hermanos, recibimos tanto a Pedro como a los demás apóstoles
cual si se tratara de Cristo mismo, pero rechazamos con conocimiento de causa las
obras falsificadas con sus nombres, sabiendo que semejantes escritos no los hemos
recibido por tradición. Yo, cuando me encontraba en medio de vosotros, suponía que
todos estabais adheridos a la verdadera fe, y por no hojear el evangelio atribuido a
Pedro, que ellos mismos me presentaban, dije que, si era aquello lo único que les
acongojaba, podían leerlo. Mas ahora, al enterarme de que su verdadero sentir estaba
enmarañado en cierta herejía, a juzgar por lo que se me ha dicho, me apresuré a
personarme de nuevo entre vosotros. Así, pues, hermanos, esperadme en breve. Por
nuestra parte, hermanos, después de darnos perfecta cuenta de la herejía a que estaba
adherido Marciano, quien llegaba a contradecirse a sí mismo, no entendiendo lo que
decía (cosa que podréis saber por mi carta), nos ha sido, pues, posible por medio de los
que manejaron este mismo evangelio; es decir, por los sucesores de los que le
entronizaron (a los que llamaremos docetas, pues la mayor parte de sus doctrinas están
impregnadas en las enseñanzas de estos herejes), hemos podido, digo, por medio de
éstos manejar el libro en cuestión, hojearlo y comprobar que la mayor parte del
contenido está conforme con la recta doctrina del Salvador, si bien se encuentran
algunas recomendaciones nuevas que hemos sometido a vuestra consideración. Y esto
es lo que escribía Serapión. (citado por Eusebio, Hist. Eccl. VI 12,2-6)
Orígenes (+ 253-254)
2. Algunos, haciendo caso a la tradición contenida en el evangelio titulado según
Pedro o en el libro de Santiago, dicen que los hermanos de Jesús son hijos de José,
habidos de una primera mujer que convivió con éste antes que María. (Comm. in Mt.
10,17)
Eusebio de Cesarea (+ 339)
3. Y por lo que se refiere a los llamados Hechos suyos [de Pedro], al Evangelio que
lleva su nombre y a lo que llaman su Predicación y su Apocalipsis, sabemos que no
han sido en manera alguna incluidos por la tradición entre los católicos [libros
canónicos], pues ningún escritor eclesiástico antiguo o contemporáneo se sirvió de
testimonios procedentes de tales obras. (Hist. Eccl. III 3,2)
4. Por otra parte, el estilo desdice de las maneras apostólicas; además, las sentencias y
principios del contenido, en total desacuerdo con la verdadera ortodoxia, demuestran
claramente que se trata, en efecto, de teorías inventadas por herejes. Por que tales
obras no deben ser catalogadas siquiera entre las apócrifas, sino rechazadas por
absurdas e irreverentes. (Hist. Eccl. III 25,6-7)
Teodoreto Cirense (+ h.460)
5. Los nazarenos son judíos que veneran a Cristo como hombre justo y que se sirven
del evangelio llamado según Pedro. (Haeret. fabularum. comp. II 2)
Fuente: Los Evangelios Apócrifos, por Aurelio De Santos Otero